Hay hechos que pasan inadvertidos por la espectacularidad de los conflictos del Transantiago, o por las ilusiones que genera la nueva Región de Arica Parinacota, lo que no significa que no suceda nada más en otras áreas de la vida del país.
No afectará en una dimensión menor, especialmente a las zonas extremas, la guerra de tarifas que viene incubándose en la industria del transporte aéreo. La temporada de baja demanda en esta industria obliga a aguzar el ingenio a los ejecutivos comerciales para bajar al mínimo el factor de ocupación de los aviones. Hoy es posible viajar de Arica a Santiago, con tasas incluidas, por menos de $ 60.000; por esa misma suma se puede volar Santiago-Buenos Aires. En ambos casos ida y vuelta. El anuncio de los vuelos nocturnos permite una importante reducción de costos, pues mientras más horas opere un avión, menor es el costo fijo por hora de vuelo.
Obviamente, para acceder a estos precios se debe reservar con la debida antelación, y estar dispuesto a volar en días y horarios que se ofrece para esas tarifas.
Cambios enormes observamos en la forma de volar, la más evidente es el servicio a bordo, que casi ha desaparecido; el cambio más difícil de asimilar para adultos como yo, es que la gestión de compra, pago y reserva de asiento, debe hacerse a través de internet, modalidad que todas las aerolíneas del mundo estás desarrollando.
La razón es de fácil entendimiento: No se requiere arrendar oficinas, no se necesita vendedoras, cajeras, hacer depósitos, pasaje de papel, menos personal de aeropuertos, etc., lo que unido a aviones que transportan más pasajeros con menor consumo de combustible, permiten tarifas más bajas, que aumentan el número de pasajeros haciendo rentable el negocio.
Como todo cambio en la vida, este presenta un peligro y una oportunidad. El peligro es que los turistas tendrán cada más ofertas a más ciudades; por ejemplo, Arica debe ofrecer buenas razones para que un santiaguino prefiera venir a nuestra ciudad en vez de Buenos Aires, cuando la tarifa es la misma. La oportunidad es que cada vez más personas podrán acceder a un pasaje aéreo, y por lo tanto el mercado potencial de nuestra ciudad se incrementará notablemente. Pero los peces no llegan solos, hay que ir a pescarlos.
De yapa, los ariqueños podremos viajar más.
Thursday, March 29, 2007
Sunday, March 11, 2007
Perú ¿peligro u oportunidad?
Que Chile ha perdido su ritmo de crecimiento es una opinión compartida unánimemente, cuando hasta el ministro de Hacienda declara que éste no es satisfactorio. Desde un primer lugar al que nos habíamos habituado en América Latina, el año pasado salimos del grupo de los top 10, con un magro 4,2 por ciento.
Perú, en cambio, creció un 7,2 por ciento el año 2006, acumulando el mayor crecimiento de la región desde 2001.
El sector agrícola con la incorporación de Majes y la sierra agropecuaria, está participando con gran intensidad en este crecimiento, con productos como el espárrago que dejó fuera de competencia a los productores chilenos.
Todavía la balanza comercial agropecuaria es favorable a Chile, pero lo que Chile vende son productos del centro del país, y lo que compra son productos de Azapa. Las aceitunas, cebollas, mangos y porotos verdes que se importan compiten con los productores locales, sin vislumbrarse posibilidades de cambios en el futuro, salvo que éstas van en franco aumento.
Adicionalmente, los sectores textil y manufacturero compiten cada vez con más eficiencia , y la mejor muestra de ello son los chilenos que viajan a Tacna, quienes cada vez compran más productos por su conveniencia en la relación precio-calidad.
El comercio ariqueño se desarrolló con las ventas a peruanos y bolivianos, pero esas circunstancias variaron en 180 grados; hoy, tampoco se vislumbra posibilidades de cambio, por lo que de no encontrar nuevas oportunidades, seguirá languideciendo con el pobre mercado local, y en el mejor de los casos sobrevivir al lado de las cadenas comerciales, que con sus tarjetas de crédito dejan casi sin espacio a los pequeños.
El espacio que se vislumbra, quizás el único, es revertir el flujo del antiguo comercio, y en vez de venderle a los peruanos, comprarles para vender al resto de los chilenos. El arancel cero para las importaciones del vecino país llegó para quedarse, por lo que lo lógico es aprovechar nosotros esta facilidad antes que lo descubran otros. La enorme variedad de esta oferta abre insospechados campos de acción, y la relación precio-calidad de sus productos compiten con la producción china, y por supuesto con la chilena.
El desafío es transformar el peligro en oportunidad.
Perú, en cambio, creció un 7,2 por ciento el año 2006, acumulando el mayor crecimiento de la región desde 2001.
El sector agrícola con la incorporación de Majes y la sierra agropecuaria, está participando con gran intensidad en este crecimiento, con productos como el espárrago que dejó fuera de competencia a los productores chilenos.
Todavía la balanza comercial agropecuaria es favorable a Chile, pero lo que Chile vende son productos del centro del país, y lo que compra son productos de Azapa. Las aceitunas, cebollas, mangos y porotos verdes que se importan compiten con los productores locales, sin vislumbrarse posibilidades de cambios en el futuro, salvo que éstas van en franco aumento.
Adicionalmente, los sectores textil y manufacturero compiten cada vez con más eficiencia , y la mejor muestra de ello son los chilenos que viajan a Tacna, quienes cada vez compran más productos por su conveniencia en la relación precio-calidad.
El comercio ariqueño se desarrolló con las ventas a peruanos y bolivianos, pero esas circunstancias variaron en 180 grados; hoy, tampoco se vislumbra posibilidades de cambio, por lo que de no encontrar nuevas oportunidades, seguirá languideciendo con el pobre mercado local, y en el mejor de los casos sobrevivir al lado de las cadenas comerciales, que con sus tarjetas de crédito dejan casi sin espacio a los pequeños.
El espacio que se vislumbra, quizás el único, es revertir el flujo del antiguo comercio, y en vez de venderle a los peruanos, comprarles para vender al resto de los chilenos. El arancel cero para las importaciones del vecino país llegó para quedarse, por lo que lo lógico es aprovechar nosotros esta facilidad antes que lo descubran otros. La enorme variedad de esta oferta abre insospechados campos de acción, y la relación precio-calidad de sus productos compiten con la producción china, y por supuesto con la chilena.
El desafío es transformar el peligro en oportunidad.
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