No se olvida ni se deja, según dice la canción,
Y es al parecer la nostalgia la que llevó a Chile a ingresar a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), antiguamente conocida como Grupo Andino, del cual Chile se retiró en 1976 por ser las políticas de ese grupo contradictorias con la apertura económica que nuestro país había iniciado.
El tiempo nos dio la razón, y varios años más tarde todos los países copiaron el modelo chileno, de apertura a las inversiones extranjeras y al comercio internacional, con aranceles bajos y parejos.
La paradoja es que hace poco Venezuela se retiró del CAN, molesto por el Tratado de Libre Comercio (TLC) que Perú y Colombia negociaron con Estados Unidos, con lo cual debilitó en forma notoria la influencia de este grupo en la economía mundial, situación que se ve bastante mejorada por el ingreso de Chile.
Los países que componen el CAN son: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, y ahora Chile como miembro asociado, pero no pleno, seguramente porque no podemos adoptar en plenitud las políticas del grupo.
¿Cuánto tiene de romántico, y cuánto de pragmatismo tiene esta decisión? Es un misterio por aclarar. En todo caso, se supone que es para hacer un contrapeso a Chávez y al Mercosur, tal vez se pueda constituir un minibloque para tener más peso en la APEC, y, porque no, un foro político en el cual se pueda mejorar las relaciones con Perú y Bolivia, a través de un diálogo multilateral. Aportar la experiencia chilena de desarrollo y su política de inserción en el mundo, podría ser una ayuda que acelerara la salida de la pobreza de estos países, etc., etc.
La pregunta es: ¿En qué nos puede beneficiar ingresar a este bloque? Esto dependerá fundamentalmente de las confianzas que se puedan generar entre sus miembros; que se saque las lecciones de las razones del fracaso en la década de los 70, para no repetirlo; de asumir que la suma del PIB de sus miembros debe ser menos del uno por ciento del PIB mundial; por lo que solos no tenemos mayor relevancia en la economía, y que sólo lo lograremos con políticas serias, estables que atraigan la inversión extranjera para aumentar el crecimiento económico.
Con retórica y sentimentalismo, fracasamos; con seriedad, nuestro destino debe mejorar.
Wednesday, September 27, 2006
Monday, September 11, 2006
La "normaidad" boliviana
Poco más de seis meses duró la luna de miel de Evo Morales con sus gobernados. Esta semana reaparecieron los paros y protestas, como ha sido normal en los últimos años en ese país, demostrando que la fractura social y económica se mantiene, y ante la evidencia de que es casi imposible conciliar los intereses, aspiraciones y modos de vida de las tan diferentes regiones, las manifestaciones amenazan con una fractura administrativa y social que se viene engendrando en los últimos años, y al parecer cada vez están más cerca de ver la luz.
En esta ocasión los graves conflictos están desatados por el acuerdo de la mayoría de la Asamblea Constituyente, en orden de dictar las normas de la nueva Constitución y aprobarlas por la mitad más uno de los votos, y no por un quórum calificado que requiere un porcentaje mayor de votos, y por lógica un consenso mayor.
Es demasiado peligroso, y hay muchos ejemplos en la historia, que mayorías ocasionales dicten normas que son ampliamente rechazadas por la minoría, por cuanto ésta al no sentirse interpretado por estas disposiciones, normalmente inicia la lucha por revertir la situación; si esta minoría por los cambios de humor del electorado, pasa a ser mayoría, vuelve a cambiar las leyes generando una inestabilidad institucional, que al final lleva a grandes crisis políticas, que han sido casi la norma en Latinoamérica, de la cual Chile no está exento, por lo cual es claramente deducible que Bolivia no está haciendo las tareas para erradicar su inestabilidad política crónica.
Inglaterra se rige por la Carta Magna que dictó Juan sin Tierra hace 800 años, EE.UU. , desde su independencia hace más de 200 años mantiene su Constitución con sólo pequeñas enmiendas, y es esta la razón por su estabilidad política ejemplar en el mundo.
Frederick von Hayek, el gran pensador liberal austríaco, en tiempos que el socialismo crecía en el mundo, sostenía: " En caso alguno estoy dispuesto a llamarme demócrata, si esto significa la tiranía de las mayorías sobre las minorías".
Adicionalmente tras la publicitada nacionalización de los hidrocarburos, Evo se percató que el estado boliviano no tenía los recursos ni para pagar a las petroleras confiscadas, ni menos para invertir en nuevas explotaciones que le permitan aprovechar el altísimo precio de éstos, para satisfacer tantas necesidades pendientes, como para invertir en capital humano, y así no defraudar a la enorme mayoría de bolivianos que le dieron un triunfo histórico.
Esta semana Bolivia volvió a su "normalidad", es de esperar que logren la "anormalidad".
En esta ocasión los graves conflictos están desatados por el acuerdo de la mayoría de la Asamblea Constituyente, en orden de dictar las normas de la nueva Constitución y aprobarlas por la mitad más uno de los votos, y no por un quórum calificado que requiere un porcentaje mayor de votos, y por lógica un consenso mayor.
Es demasiado peligroso, y hay muchos ejemplos en la historia, que mayorías ocasionales dicten normas que son ampliamente rechazadas por la minoría, por cuanto ésta al no sentirse interpretado por estas disposiciones, normalmente inicia la lucha por revertir la situación; si esta minoría por los cambios de humor del electorado, pasa a ser mayoría, vuelve a cambiar las leyes generando una inestabilidad institucional, que al final lleva a grandes crisis políticas, que han sido casi la norma en Latinoamérica, de la cual Chile no está exento, por lo cual es claramente deducible que Bolivia no está haciendo las tareas para erradicar su inestabilidad política crónica.
Inglaterra se rige por la Carta Magna que dictó Juan sin Tierra hace 800 años, EE.UU. , desde su independencia hace más de 200 años mantiene su Constitución con sólo pequeñas enmiendas, y es esta la razón por su estabilidad política ejemplar en el mundo.
Frederick von Hayek, el gran pensador liberal austríaco, en tiempos que el socialismo crecía en el mundo, sostenía: " En caso alguno estoy dispuesto a llamarme demócrata, si esto significa la tiranía de las mayorías sobre las minorías".
Adicionalmente tras la publicitada nacionalización de los hidrocarburos, Evo se percató que el estado boliviano no tenía los recursos ni para pagar a las petroleras confiscadas, ni menos para invertir en nuevas explotaciones que le permitan aprovechar el altísimo precio de éstos, para satisfacer tantas necesidades pendientes, como para invertir en capital humano, y así no defraudar a la enorme mayoría de bolivianos que le dieron un triunfo histórico.
Esta semana Bolivia volvió a su "normalidad", es de esperar que logren la "anormalidad".
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