Sunday, May 07, 2006

Volver a los diecisiete

El discurso anunciando la nacionalización de los hidrocarburos de Evo Morales, tuvo para mi al menos algo placentero; hizo sentirme nuevamente como si tuviera 17 años (tengo 59), pues en aquellos tiempos escuchábamos en Chile las mismas arengas populistas, demonizando a adversarios o países, como los culpables de sus desventuras, sin hacer el mínimo esfuerzo de autocrítica para analizar las verdaderas razones de la pobreza.

Chile, con un discurso parecido durante el gobierno de Allende, también nacionalizó el cobre, negando a las compañías extranjeras una indemnización, aduciendo que las excesivas ganancias obtenidas eran suficiente pago. (Recordemos que en tiempos de Frei Montalva el precio del cobre fue mayor que el actual a valores reales).

No fueron pocos los problemas que debió enfrentar ese gobierno, especialmente con EE.UU., que obtenía embargos legales del cobre cuando llegaba a puertos extranjeros. Luego, el gobierno militar negoció con las compañías confiscadas a fin de terminar los conflictos y generar confianzas para atraer nuevas inversiones.

No está claro cómo enfrentará Bolivia esta temática, pero lo que a primera vista puede parecer muy conveniente, a la larga puede resultar muy negativo.

Se supone que el Estado boliviano aumentará significativamente sus ingresos, pero la duda es si sabrán invertirlos adecuadamente, o se esfumarán en burocracia, corrupción o inversiones de nula rentabilidad. La contrapartida es que la desconfianza ahuyentará la inversión extranjera, como ya fue anunciado, con lo cual el balance será negativo, pues está archiprobado que el desarrollo sostenido sólo se logra con inversión privada.

Hay voces que advierten que esta medida es una jugada política para ganar la próxima elección de la Asamblea Constituyente que elegirá a quienes dicten la nueva Constitución boliviana. Con un amplio triunfo, Morales podrá redactarla a su antojo y capricho, más guiado por los problemas coyunturales, que velando por una Carta Magna que otorgue estabilidad política de largo plazo.

Tenemos el ejemplo de Fujimori en Perú, que tras disolver el congreso, con amplio apoyo popular, logró dictar una Constitución a su medida con los resultados ya conocidos.

Por ser muy conveniente para Chile que le vaya bien a sus vecinos, ojalá acierten.

3 comments:

Nervio said...

Bueno, el discurso de nacionalizarlo todo no es nuevo, no se como maltratando a los inversionistas se puede dar la imagen de pais confiable.

Saludos, buen blog.

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