El acuerdo del alza del precio del gas entre Argentina y Bolivia, hace inminente el alza de este producto en Chile, lo cual afectará a los hogares y empresas nacionales, constituyendo un agravante a los altos precios de los combustibles.
Uno de los mas fieles indicadores del desarrollo de un país, es la variación en el consumo de energía, lo cual deja claro que esta es indispensable para el crecimiento y progreso de una nación.
Son muy escasos los países que se pueden autoabastecer de energía, y Chile es uno de ellos. El petróleo que producimos alcanza a cubrir un escaso 5 % del consumo, y la energía generada con ese combustible cubre un 45 % del consumo, siendo más importante en cantidad la energía de origen hidroeléctrico, para lo cual disponemos de condiciones geográficas de privilegio; ser un país montañoso con grandes diferencias de altura en poca distancia permiten construir represas que generan electricidad en condiciones bastante eficientes.
Esta forma de generar tiene la gran ventaja que es muy limpia, no consume el agua, sino que sólo la usa, y su impacto ambiental es mínimo comparado con otras fuentes. La parte fea es que la inversión en su construcción es muy alta.
Fuente de polémica ha sido y será el proyecto de construcción de 4 nuevas centrales en Aysén, región que cuenta con los ríos más caudalosos de Chile. Seguramente sobrarán los ambientalistas augurando todo tipo de desastres, para impedir o retrasar su materialización, provocando un daño enorme al desarrollo.
El óptimo es ser autosuficientes en materia energética, lo cual no es fácil, pues la naturaleza sólo nos dota de algunos recursos, los que necesariamente deben ser incrementados con la creatividad humana. Ese este el desafío al cual nos vemos enfrentados.
La energía eólica (del viento) es cada vez más utilizada, producto de nuevas tecnologías que han abaratado su costo. Para su desarrollo se requiere incentivos fiscales. La energía atómica es solución en muchos países, y no hay razón para que no lo sea acá, a pesar de los naturales temores.
No hay mayor temor que el de una falta de energía. Son muchos los analistas que señalan este tema como una de las debilidades de Chile para su mayor crecimiento.
El problema no es menor, por lo que una política de Estado es indispensable y urgente.
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