Bolivia no dejó pasar la ocasión del cumplimiento de los 100 años del Tratado de Paz y Amistad con nuestro país para dar nuevas muestras de enemistad hacia Chile.
Esta vez se hizo un nuevo anuncio de represalias que sorprenden por su nula efectividad. Se comunicó que Bolivia aplicaría impuestos a todas las cargas de terceros países que transitaran por su territorio desde o hacia puertos chilenos. Insólita medida, dado que Bolivia no tiene carreteras que la conecten con Brasil o Paraguay en condiciones normales de transitabilidad, por lo que dicho anuncio no pasa de ser pirotecnia política, dado que es bastante improbable que alguien pague impuestos por circular en carreteras que no existen.
Independientemente de que haya en el futuro esas carreteras, los puertos chilenos no son competitivos con los del Atlántico, dado que el costo del transporte por camión no puede compararse con el transporte fluvial, y es así que Bolivia saca la producción del oriente cada vez más por ese medio.
Otra razón de reclamo es la concesión entregada a privados del puerto de Arica, aduciendo que Chile habría vulnerado el tratado, lo cual no es efectivo por cuanto el Estado chileno pagará al concesionario los costos de almacenaje de la carga boliviana. Se aduce además que las nuevas tarifas portuarias serían muy onerosas, por lo cual preferirían usar otros puertos, especialmente los peruanos. Ninguna mente racional puede creer que existan empresarios dispuestos a invertir 25 millones de dólares en un puerto y subir las tarifas a grave riesgo de perder sus clientes y con ello toda posibilidad de recuperar su dinero. No me cabe duda que el puerto de Arica será competitivo, y que los privados bolivianos a poco andar se darán cuenta de ello y seguirán operando normalmente.
Es lamentable tanto para Bolivia como para el norte chileno, esta seguidilla de desencuentros, que no tendrán otro fruto que seguir condenando al atraso y a la pobreza a los pueblos.
Ha llegado el momento de que Chile unilateralmente adopte las medidas necesarias para revertir esta situación. Debe darse todo tipo de facilidades a los ciudadanos bolivianos que deseen comerciar o utilizar servicios chilenos, partiendo por eliminar la exigencia de pasaporte para ingresar a nuestro país; todavía no encuentro aceptable ninguna de las excusas que se dan para no implementar esta medida. Mientras más nos conozcamos, más confianzas y afectos nacerán, pero debe darse el primer paso.
Si no, seguiremos arando en el mar
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