Diversas interpretaciones se han dado en esta semana a la alta tasa de cesantía que arrojó el último trimestre, algunas de ellas técnicas y otras bastante pasionales.
Llama la atención lo expresado por algunos dirigentes sindicales, que sostienen que la alta cesantía se debe a que los empresarios son de derecha y no contratan sólo para crear problemas al Gobierno.
Todo empresario racional no deja pasar las oportunidades que le reporten utilidades. El escenario económico es bastante complejo y lo obliga a ser tremendamente eficiente para poder sobrevivir. Este fenómeno no sólo sucede en Chile, sino en todo el mundo desarrollado, y a medida que sube el costo de la mano de obra sus productos van perdiendo competitividad, lo que los obliga a derivar a productos de mayor valor tecnológico (Taiwán ya no produce camisas ni paraguas, sino computadores y sus partes).
En Chile estamos tratando de seguir ese camino, pero nos topamos con una población muy poco preparada en ese campo, de ahí la urgente necesidad que tenemos de mejorar nuestra educación y preparación técnica.
Pretender bajar la cesantía o subir los sueldos por decreto es una formula archi-fracasada, el único camino exitoso en esta materia ha sido dar máximas facilidades para la inversión a fin de que se demande mano de obra y su escasez haga subir los salarios.
Eticamente el factor trabajo no puede ser considerado una mercancía más, pero los bienes que éste produce, si son mercancías. Cuando Ud. compra una camisa no pregunta cuánto es el salario del trabajador que la produjo, ni otras regalías que pudiera tener derecho, Ud. se limita sólo a preguntar el precio, y a lo sumo el país de procedencia, si este fuera China el sueldo promedio del trabajador es de $ 30.000 mensuales, con el cual la industria nacional no puede competir, por lo que el sector textil, entre otros, en Chile han pasado a ser historia, y este es un proceso irreversible.
Recuerdo haber asistido en Iquique, por invitación del entonces candidato Fernando Flores, a una amena charla del ex presidente del gobierno español, el socialista Felipe González, y ante una pregunta-exposicion que le hizo el presidente de la CUT, respecto a la desprotección y debilidad, que a su juicio le daban las leyes chilenas al mundo laboral, el ex mandatario le recomendó a él y sus dirigidos que se preocuparan que el patrón que les daba trabajo ganara dinero y que sus trabajadores le fueran rentables, ya que esta era la máxima seguridad que nunca serían despedidos, de lo contrario no habría ley en el mundo ni autoridad que les permitiera conservar sus empleos.
La mejor fórmula para seguir con altas tasas de cesantía es insistir con políticas o fórmulas del pasado. El mundo nuevo requiere políticas nuevas
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