Octavio Paz, el laureado Premio Nobel, escritor mexicano, socialista en su juventud, liberal a su muerte, fue quien apodó al estado derrochador como "el ogro filantrópico", dada su afición a hacer filantropía con los impuestos que extrae a los ciudadanos.
Dos nuevos intentos del ogro han hecho noticia en los últimos días, uno referido al royalty o impuesto a los recursos no renovables, y el otro a la insólita propuesta del diputado Fulvio Rossi de aplicar impuestos a los alimentos que engordan.
En cuanto al primero, la explicación se basa en que la extracción de recursos no renovables debe pagar un impuesto adicional, dado que no se puede volver a crear o producir este bien. Esta idea nació con el argumento que las grandes empresas mineras no pagarían los impuestos que corresponden, hecho desmentido por éstas, dado que tributan de acuerdo a la legislación vigente. Decir que el cobre es un recurso no renovable, es ignorar la creciente industria del reciclaje, la cual en la medida que suba el precio de este metal, hará más atractiva su recuperación, por esto se dice que las mayores reservas de cobre del planeta están en el subsuelo de la isla de Manhattan en forma de cables y tubos. Se ignora además que en la medida que se aumente el costo del cobre, más se incentiva su reemplazo, arriesgándose volver a repetir la historia del salitre, o imitar la decisión boliviana de dejar las riquezas bajo tierra, mientras la pobreza florece sobre ella...
Por estar las minas de cobre en el norte de nuestro país, este impuesto sería "el impuesto al norte". Adicionalmente, no respetar los acuerdos como país, nos harían perder uno de nuestros mayores activos, como es la seriedad de país, pérdida inmensamente mayor a cualquier monto de tributación adicional.
En cuanto a la propuesta del diputado Rossi, de aplicar impuestos a los alimentos que producen obesidad, es, a mi juicio, producto de la paranoia que sufren muchas autoridades que piensan que todos los problemas de la sociedad se solucionan aplicando más impuestos a los ciudadanos, y, así como Aguirre Cerda postulaba que "gobernar es educar", ellos postulan que gobernar es imponerle más tributos al ciudadano, confundiéndolo con una vaca a la cual se puede ordeñar indefinidamente. En ningún momento se le pasó por la mente al diputado eximir de impuestos a los alimentos que no engordan o a los dietéticos.
Cuánta razón tiene Don Francisco cuando en sus programas de TV dice que, no hay nada más hermoso que regalar dinero ajeno.
Lo triste es que nosotros lo colocamos
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