La revaluación de la moneda china, el yuán, en un 2% ha provocado todo tipo de análisis económicos, los que varían desde que no tendrá efectos reales, hasta que es el comienzo del sinceramiento de su verdadero valor. Sus exportaciones bajarán el ritmo de crecimiento, y aumentarán sus importaciones, con lo cual se abren halagadoras expectativas para nuestro país.
China compra a Chile mayoritariamente materias primas (cobre, celulosa y otros), cuyos precios son fijados en las bolsas mundiales. Su volumen de compras no variará por el factor precio, sino que de acuerdo al crecimiento de su economía. Como estas materias primas se manufacturan para su exportación, la variación cambiaria encarece sólo el valor agregado interno (mano de obra, gastos y utilidades), por lo que el encarecimiento del precio es casi irrelevante. Si tomamos el ejemplo de las camisas de algodón, cuyo precio es de US$ 20 la docena, y el costo de la materia prima importada es la mitad, el alza será de US$ 10 centavos; es decir, 5 pesos chilenos por unidad. Se deduce que esa diferencia no permitirá reabrir las fábricas de confecciones en nuestro país, y menos aún las electrónicas.
El verdadero desafío es vender a China no sólo materias primas, sino productos que tengan mayor valor agregado nacional, como vino, salmón, frutas, que son altamente intensivas en el uso de mano de obra, a fin de que por esa vía logremos bajar los niveles de cesantía, el mayor problema nacional.
La negociación del tratado de libre comercio con China debería buscar la rebaja o eliminación de los aranceles de los productos de consumo, más que el de las materias primas, pues éstas deben ser adquiridas al precio mundial. Si no las compran ellos, las comprarán otros. Las frutas las pueden comprar en países más cercanos, como Australia y Nueva Zelandia, con menores fletes.
Necesitamos elaborar un indicador económico que nos muestre cuántas horas-hombre se requiere por dólar de exportación de los diferentes bienes. Me imagino que un dólar de manzanas, requiere más horas de trabajo por riego, poda, fertilización, cosecha, empaque, etcétera, que un dólar de cobre, que con la moderna tecnología necesita cada vez menos trabajo humano. Desde ese indicador, negociar las rebajas arancelarias, para que se sienta que el beneficio de la globalización realmente le está llegando a la gente, y no sólo a los grandes grupos empresariales.
No es fácil negociar con los chinos, pero es una tremenda oportunidad.
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